LA EPIDEMIA DE LAS ALERGIAS

¿Por qué soy alérgico ahora si nunca lo he sido? ¿Cómo me puede afectar tanto estar cerca de un animal, comer un alimento o simplemente un poco de polvo?
Estas son algunas de las preguntas que nos hacemos muchos de nosotros y cada vez más personas. Este post intentará abordar este problema creando una visión global de lo que es una alergia, qué factores nos afectan y qué podemos hacer para reducirlas.

Para empezar, es muy importante comentar la creciente prevalencia de alergias que estamos teniendo. Me apoyo en dos estudios, uno realizado en Turquía (Doğruel et al. 2017) y otro en Holanda (Koet and Brand 2018) en los que se vio un claro aumento en el número de casos de rinitis alérgica y dermatitis atópica a lo largo de 20 años. Aunque por el contrario las sibilancias respiratorias se redujeron.

Aunque las alergias abarcan muchos campos, yo me voy a centrar solo en los que tengan que ver con la alimentación. La comida alergénica denota diversas reacciones adversas en nuestro cuerpo desatando un mecanismo inmunológico. Ademas, la exposición a estos alimentos en la infancia aumenta el riesgo. Por ello se evita que las embarazadas y lactantes tomen ciertos alimentos altamente alergénicos como el cacahuete, huevo, pescado o lácteos (Chandra 1997).

Un dato curioso es que los alimentos que contienen más componentes alergénicos como la histamina o la tiramina (espinacas, tomate, queso o aguacate) no son los alimentos que más alergias producen (leche, huevo, nueces y pescado) (Chandra 1997). Esto se podría llegar a explicar mediante dos ideas principales, la predisposición genética, y los aditivos que llevan asociados estos alimentos y las formas de cultivo. Los alimentos que deberían ser más alergénicos suelen ser comidas menos procesadas y que han tenido menos exposición a productos químicos mientras la leche, el pescado o el huevo llega a nuestro frigorífico tras haber llevado una vida menos natural.

Una vez aclarada la importancia en la salud que tienen las alergias hoy en día, me gustaría empezar a hablar sobre la leche materna. A parte de ser el alimento más completo que se conoce hasta ahora, tiene factores protectores contra la alergia y diversos hidratos de carbono (fructooligosacáricos y galactooligosacáridos) los cuales se ha demostrado que bajan distintas inmunoglobulinas en sangre de neonatos después de varios meses de exposición (van Hoffen et al. 2009).

A nivel de nutrientes individualizados, está en estudio la posible relación entre la creciente prevalencia de deficiencia de vitamina D y el aumento de alergias. Aunque solo se han realizado estudios en ratones se ha visto una posible relación que se debería contrastar con humanos (Wu et al. 2018). Por otro lado también se ha intentado relacionar la DMT1 sin obtener resultados concluyentes (Jasser-Nitsche et al. 2017).

Pero sin duda, uno de los factores más importantes es el papel que juega el medio ambiente y el aumento de contaminación exponencial que estamos teniendo (Thorsteinsdottir et al. 2018). Un aumento de toxinas en la comida que ingerimos a diario, un aumento de componentes químicos en el aire que respiramos cada día y el aumento de las partículas en suspensión en las ciudades está haciendo que nuestro sistema inmunológico se exponga a unos niveles tóxicos  para los que no estamos preparados pudiendo provocar asma, dermatitis, rinitis, etc. Incluso podríamos mirar a la macroproducción ganadera que tenemos, la cual genera una cantidad de metano muy superior a cualquier otra fuente de contaminación (vehículos, industrias, etc).

Referente a esto, como nutricionista me considero en la obligación de recomendar a la población un consumo responsable y consciente de productos animales y sus derivados debido al gran impacto medioambiental que propician, ya que con esto conseguiremos preservar mejor el planeta y mejorar nuestra propia salud indirectamente.


En conclusión, debemos tener presente que las alergias están aumentando considerablemente y que pueden ser causadas por muchos factores y relacionadas con enfermedades tanto crónicas como agudas, como enfermedades autoinmunes aunque no afecten al mismo tipo de inmunoglobulinas (IgE e IgG respectivamente). Por consiguiente tenemos que empezar a determinar cuáles son los principales factores de riesgo y trabajar en ellos para no terminar siendo organismos no funcionales en cuanto a sistema inmune se refiere y dejar que la naturaleza sea nuestra medicina para poder vivir en simbiosis en nuestro planeta.

Autor: Eduardo García Rodríguez


REFERENCIAS

1.       Chandra, R K. 1997. “Food Hypersensitivity and Allergic Disease: A Selective Review.” The American Journal of Clinical Nutrition 66(2): 526S–529S. https://academic.oup.com/ajcn/article/66/2/526S/4655792 (October 7, 2018).
2.      Doğruel, Dilek et al. 2017. “The Trend of Change of Allergic Diseases over the Years: Three Repeated Surveys from 1994 to 2014.” International archives of allergy and immunology 173(3): 178–82. https://www.karger.com/Article/FullText/477726 (September 13, 2018).
3.      van Hoffen, E. et al. 2009. “A Specific Mixture of Short-Chain Galacto-Oligosaccharides and Long-Chain Fructo-Oligosaccharides Induces a Beneficial Immunoglobulin Profile in Infants at High Risk for Allergy.” Allergy 64(3): 484–87. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18507650 (November 30, 2018).
4.      Jasser-Nitsche, Hildegard et al. 2017. “Type 1 Diabetes in Children and Adolescents Is Not Associated with a Reduced Prevalence of Atopy and Allergic Diseases.” Pediatric diabetes 18(8): 890–94. http://doi.wiley.com/10.1111/pedi.12504 (September 13, 2018).
5.      Koet, Lukas B M, and Paul L P Brand. 2018. “Increase in Atopic Sensitization Rate among Dutch Children with Symptoms of Allergic Disease between 1994 and 2014.” Pediatric allergy and immunology: official publication of the European Society of Pediatric Allergy and Immunology 29(1): 78–83. http://doi.wiley.com/10.1111/pai.12825 (September 13, 2018).
6.      Thorsteinsdottir, Sunna et al. 2018. “Genetic, Clinical, and Environmental Factors Associated With Persistent Atopic Dermatitis in Childhood.” JAMA Dermatology. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30427975 (November 28, 2018).
7.      Wu, Jiang et al. 2018. “Maternal and Early-Life Vitamin D Deficiency Enhances Allergic Reaction in an Ovalbumin-Sensitized BALB/c Mouse Model.” Food & Nutrition Research 62(0). Genetic, Clinical, and Environmental Factors Associated With Persistent Atopic Dermatitis in Childhood. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5985744/ (November 28, 2018).

Comentarios

  1. Muy interesante!!! Excelente reflexión final!!!

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  2. Acabo de leer tu artículo y me parece muy interesante la propuesta de reducir el consumo animal para mejorar nuestra salud. El estudio que comentas sobre la leche materna me ha parecido muy novedoso.
    Un saludo

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  3. Es cierto que falta mucho por saber sobre este tema, sobre todo de su etiopatogenia. Debemos tener mas presente esos factores de riesgo que has comentado y seguir investigando para redirigir este problema. Por lo general muy buen post.

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