LOS PRIMEROS 6 MESES PUEDEN MARCAR EL RESTO DE SU VIDA

La lactancia materna exclusiva (primeros 6 meses desde la concepción) goza de una relevancia primordial para el adecuado desarrollo fisiológico del lactante, lo cual, repercutirá en todo su ciclo vital. Además de los beneficios que ofrece para el neonato en su desarrollo mental y físico, también afectará positivamente a la madre, permitiéndole una mayor celeridad en su recuperación total, mejor cicatrización postparto, recuperación del peso inicial, etc.

Comenzaremos con un factor diferenciador de la leche materna respecto a las fórmulas infantiles, que la hace única y vía de investigación actual, la microbiota. Desde el nacimiento, somos colonizados por distintas familias de bacterias provenientes de la madre, esta colonización prosigue durante la lactancia, proporcionando bacterias desde el sistema digestivo de la madre hasta las glándulas mamarias mediante un sistema entero-mamario creado por la madre en esta etapa. En distintos estudios, se observa una gran relación entre el proceso de colonización bacteriana en el lactante y el desarrollo de su sistema inmune. Ocurre inicialmente por el contacto del neonato con una “invasión” bacteriana. Actúan educando al sistema inmune. A causa de estas interacciones, se producen señales inmunorreguladoras que desencadenarán en la formación de compuestos que intervienen en la respuesta inmunitaria. Por lo tanto, se ha visto un beneficio en la lactancia materna sobre fórmulas infantiles precisamente por esta microbiota adquirida. Esto no condena a aquellos que sólo se nutran con fórmulas a estar destinados a una vida plagada de enfermedades o infecciones (Pannaraj et al.2013).

Por otra parte, en los últimos años muchas madres prefieren la opción de usar fórmulas infantiles antes que lactancia materna exclusiva (sin contar aquellas que les sea imposible aportar lactancia exclusiva) pensando que no existen diferencias para el neonato. Se han visto diferencias fisiológicas entre recién nacidos alimentados con lactancia materna y alimentados con fórmulas infantiles. Los resultados obtenidos señalan que aquellos alimentados con fórmulas infantiles presentaban niveles séricos más elevados de factor de necrosis tumoral, y de  interleucina 2 ambas relacionadas con procesos proinflamatorios. Las elevaciones se producen a partir del primer mes, pero van decayendo con el tiempo. Sin embargo, aquellos alimentados con lactancia materna presentaron niveles más elevados de factor de crecimiento beta-2 manteniéndose así durante el primer año, mientras que en los alimentados con fórmulas iba decreciendo cada mes. Además, se han relacionado concentraciones elevadas de factor de crecimiento beta-2 con una reducción del riesgo de alergias del infante. (Kainonen et al. 2013).

Otros de los compuestos a los que se les atribuye una capacidad beneficiosa en el desarrollo del sistema inmune del lactante son los oligosacáridos de leche humana que son sintetizados en las glándulas mamarias a partir de la lactosa. Una review reciente destaca efectos beneficiosos como: acción prebiótica, debido a que carecemos de las enzimas (sialidasas y fucosidasas) capaces de hidrolizar los oligosacáridos de leche humana , éstos llegan inalterados al colon, donde promueven el crecimiento de una microbiota favorable, así inhibe la adhesión de microorganismos patógenos a la mucosa intestinal, por otro lado, favorecen la producción de ácidos grasos de cadena corta (propionato y butirato) mediados por bifidobacterias, consiguiendo así reducir la secreción de citoquinas y quimiocinas proinflamatorias al limitar la infiltración local de macrófagos, finalmente, también se les atribuye una inhibición de genes inflamatorios, debido a que los oligosacáridos de leche humana  pueden actuar tanto a nivel local en células del tejido linfoide asociado a la mucosa intestinal como a nivel sistémico puesto que el 1% de los oligosacáridos de leche humana  es absorbido, observándose una influencia en la respuesta transcripcional de ciertas citoquinas, quimiocinas y receptores de la superficie celular que participan en el desarrollo y evolución de la respuesta inmune intestinal, conllevando una disminución de los niveles de citoquinas y quimiocinas proinflamatorias a la vez de un aumento de otras que favorecen la reparación de tejidos y la homeostasis (Plaza-Díaz et al. 2018).

Finalmente, teniendo en cuenta los resultados presentados por estos estudios ratificamos desde la nutrición, una vez más, la influencia de la lactancia materna exclusiva como promotora de salud del futuro adulto sobre las fórmulas infantiles que no llegan a equiparar su calidad.

Referencias:

1)     Kainonen, Essi, et al. “Immunological Programming by Breast Milk Creates an Anti-Inflammatory Cytokine Milieu in Breast-Fed Infants Compared to Formula-Fed Infants.” British Journal of Nutrition, vol. 109, no. 11, Cambridge University Press, June 2013, pp. 1962–70, doi:10.1017/S0007114512004229. Immunological programming by breast milk creates an anti-inflammatory cytokine milieu in breast-fed infants compared to formula-fed infants | British Journal of Nutrition | Cambridge Core

2)     Pannaraj, Pia S., et al. “Association Between Breast Milk Bacterial Communities and Establishment and Development of the Infant Gut Microbiome.” JAMA Pediatrics, vol. 171, no. 7, American Medical Association, July 2017, pp. 647–54, doi:10.1001/jamapediatrics.2017.0378. Association Between Breast Milk Bacterial Communities and Establishment and Development of the Infant Gut Microbiome

3)     Plaza-Díaz, Julio, et al. “Human Milk Oligosaccharides and Immune System Development.” Nutrients, vol. 10, no. 8, Multidisciplinary Digital Publishing Institute  (MDPI), Aug. 2018, doi:10.3390/nu10081038. Nutrients | Free Full-Text | Human Milk Oligosaccharides and Immune System Development

Autores:

-        José Miguel Osete Lobato

-        Juan Carlos Salinas Camargo