ASOCIACIÓN ENTRE LA MICROBIOTA INTESTINAL Y ENFERMEDADES

Actualmente existe un creciente interés sobre el papel de la microbiota intestinal y su relación con la salud. Pese a esto hace ya un siglo que el Premio Nobel Elie Metchnikoff propuso que las bacterias de ácido láctico tenían un papel en el proceso del envejecimiento, aunque ha sido durante la última década cuando se ha puesto de manifiesto que la vía de comunicación bidireccional entre las bacterias intestinales y el sistema nervioso central (SNC), el llamado eje microbiota-intestino-cerebro, ejerce una influencia en los procesos cerebrales clave como la neurotransmisión o la modulación del sistema inmune entre otros.

Se conoce como disbiosis a la colonización del intestino con una microbiota maladaptativa y patógena, y se asocia con una variedad de enfermedades periféricas como la diabetes mellitus tipo 2, la enfermedad cardiovascular y enfermedad inflamatoria intestinal. Esta situación de una microbiota `insana´ también se ha asociado a varias patologías cerebrales, incluido el trastorno del espectro autista, enfermedad de Alzheimer y enfermedad de Parkinson (1)(Spielman, Gibson, & Klegeris, 2018).

Dicha asociación se debe a que la microbiota intestinal utiliza dos mecanismo distintos para comunicarse con el sistema nervioso central: a través de nervio vago y la transmisión de moléculas de señalización y a través del sistema circulatorio y la barrera hematoencefálica, de tal forma que una alteración en las bacterias del intestino producirían un desajuste en estas vías de comunicación.

A continuación vamos a ir relacionando brevemente la microbiota con algunas de las enfermedades mencionadas anteriormente. En primer lugar, en relación a la enfermedad de Parkinson, se ha descubierto que el sobrecrecimiento microbiano intestinal (aumento excesivo de bacterias coliformes) es común en pacientes con esta patología. También se ha comprobado que la comunidad microbiana fecal de los pacientes con Parkinson puede estar disminuida en comparación con las personas que no tienen , sobretodo en bacterias típicamente beneficiosas y antinflamatorias pertenecientes a los géneros Blautia, Coprococcus y Roseburia (1) (Spielman, Gibson, & Klegeris, 2018) Un dato importante que puede corroborar esto es que se ha demostrado que la incidencia de Parkinson es mayor en pacientes con enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa y enfermedad inflamatoria intestinal, es decir, en enfermedades donde está involucrada la microbiota intestinal de la persona.

En relación con la enfermedad de Alzheimer, se está demostrando que el microbioma intestinal en los pacientes que padecen esta patología está disminuido en diversidad microbiana y es diferente de las personas que no tienen la enfermedad. Estos cambios son, generalmente, disminución de Firmicutes, aumento de Bacteroides y disminución de Bifidobacterium. También se determinó que niveles de géneros diferencialmente abundantes se correlacionan con los biomarcadores del líquido cefalorraquídeo de la patología de Alzheimer (2) (Bogt et al., 2017)

Estos hallazgos son importantes puesto que abren un nuevo campo de investigación asociado a la intervención terapéutica de este tipo de enfermedades con comunidades bacterianas intestinales.

Por otro lado cabe destacar la relación entre la microbiota y nuestro metabolismo, esta vez de la mano de la investigadora Julia K. Goodrich. En su estudio, se asocia que los individuos que tenían más cantidades de Christensenllacea, tenían un índice de masa corporal menor. Para ello se analizaron muestras fecales de más de 500 parejas de gemelos y, además, se vio que inoculando Christensenllacea en ratones obesos, estos reducían la ganancia de peso. De este modo podríamos predecir si una persona está obesa observando solamente su tipo de flora gastrointestinal (3) (Goodrich et al., 2014)

En conclusión, la importancia de la microbiota intestinal en el desarrollo y la función saludable del cuerpo  hace pensar que la alimentación es un pilar fundamental para el tratamiento y la prevención de enfermedades que a priori puedan no estar relacionadas con la nutrición, ya que la composición de la microbiota puede modularse mediante  la dieta. Por lo tanto una flora patógena sería equivalente a una persona enferma. 

Autor: Jose Mariano Bareas Parejo

REFERENCIAS


1.          Spielman LJ, Gibson DL, Klegeris A. Unhealthy gut, unhealthy brain: The role of the intestinal microbiota in neurodegenerative diseases. Neurochem Int [Internet]. 2018 Nov 1 [cited 2018 Nov 27];120:149–63. Available from: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0197018618301980?via%3Dihub

2.          Vogt NM, Kerby RL, Dill-McFarland KA, Harding SJ, Merluzzi AP, Johnson SC, et al. Gut microbiome alterations in Alzheimer’s disease. Sci Rep [Internet]. 2017 Oct 19 [cited 2018 Nov 27];7(1):13537. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29051531

3.          Goodrich JK, Waters JL, Poole AC, Sutter JL, Koren O, Blekhman R, et al. Human genetics shape the gut microbiome. Cell [Internet]. 2014 Nov 6 [cited 2018 Nov 27];159(4):789–99. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25417156

Comentarios

  1. Un tema muy interesante y llamativo. No damos demasiada importancia a la microbiota y cada vez hay más evidencias de que repercute en muchas más cosas de las que pensamos.

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  2. Resulta un artículo interesante a la vez que impactante. Una frase importante a mi parecer es que; una flora patógena es una persona enferma. Aún no somos conscientes de la importancia de una buena alimentación, no somos conscientes que alimentos son buenos o recomendables y cuáles menos... Cada vez nos preocupamos más de lo que comemos, pero aún queda mucho por aprender.

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  3. Interesante este artículo sobre todo por la ayuda que puede aportar está investigación sobre la relacion que hay entre la alimentacio,la flora intestinal y ciertas enfermedades que afectan cada vez más a nuestra población

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