NUTRICIÓN Y CÁNCER




Hoy en día la nutrición juega un papel cada vez más importante a la hora de tratar muchas enfermedades. Tal es así que llevar una dieta equilibrada  y unos hábitos de vida saludables son aspectos importantes para prevenir muchas enfermedades graves como lo puede ser el cáncer. Según la OMS, al menos un tercio de los casos de cáncer pueden prevenirse y es, precisamente, la prevención la estrategia que se considera más eficaz a largo plazo.
Pero centrándonos en la nutrición en sí, es de destacar que puede ser una gran aliada para prevenir y como tratamiento concordante con la quimio, medicación, radioterapia… O, incluso, una mala alimentación puede ser causa de aparición de algún tipo de cáncer.
Como ejemplo de las distintas perspectivas desde las que se puede entender la nutrición en la aparición, desarrollo y tratamiento de cáncer tenemos los siguientes datos.
En 2010 se realizó un estudio (1) con 1273 mujeres que tenían leiomiomas uterinos (un tipo de tumor dependiente de estrógenos). Como los datos de esta enfermedad se duplican con el paso del tiempo (la prevalencia en mujeres menores de 35 años es del 20%, doblándose en edades comprendidas entre los 40-50 años llegando a alcanzar entre el 51,2% al 60%) se hace necesario identificar los factores de riesgo para poder prevenirlos. Entre los factores estudiados se encontraban el tabaco, consumo de cafeína, consumo frecuente de leche de soja y uso de anticonceptivos…Finalmente, en este estudio se pudo comprobar que era realmente la ingesta de leche de soja y el uso de anticonceptivos los culpables de la aparición del leiomioma  uterino. Por tanto, aquí tenemos que el papel de la  alimentación jugó en contra de la aparición de este tipo de tumor.
En otro estudio (2) se vio la relación entre el estado nutricional y el transcurso de la enfermedad en los procesos cancerosos. Éste fue llevado a cabo en una muestra de 80 pacientes tanto hombres como mujeres y que padecían cáncer de esófago gástrico (OG).  Aquí se demostró la importancia de un seguimiento nutricional en este tipo de pacientes ya que mejora los síntomas de la propia enfermedad y ayuda a la hora de afrontar los síntomas provocados por el tratamiento propio del cáncer.
Por último, en otro estudio (3), se ha visto la relación del consumo de vitamina B12 con el alto riesgo de padecer cáncer de colorectal. Para ello, el estudio se centró en la población adulta del este de Croacia, ya que esta zona se caracteriza por un alto consumo de carne (especialmente carne roja), carne procesada, alta preferencia hacia la comida salada y picante, y alimentos con alto contenido de grasa (grasas saturadas). Los criterios de inclusión fueron edades comprendidas entre 18 y 75 años, omnívoros, sin ningún diagnóstico médico grave y sin el uso regular de medicamentos o suplementos. Se cogieron un total de 200 participantes y fueron excluidos de la dieta 22, por informes incompletos. El cuestionario consistió en preguntas que evaluaron los participantes como fueron características generales y socioeconómicas (edad, género, residencia, ingresos, número de miembros del hogar, etc.), preguntas que evaluaron la dieta del participante, características del estilo de vida y un cuestionario que evaluó la ingesta de vitamina B12. También se pudo observar que para los hombres, la carne es el principal grupo de alimentos contribuyentes. Sin embargo, para las mujeres es la leche y los derivados lácteos. El riesgo de las mujeres es un 15% menor que el de los hombres. También se pudo observar que en zonas urbanas la diferencia de vitamina B12 es mayor que en zonas rurales (pero en zonas rurales se consume más leche y derivados lácteos). Las personas que viven en zonas urbanas tienen un 56% menos de padecer este tipo de cáncer.
En definitiva, se ha descubierto que la vitamina B12 puede convertirse en un factor protector frente al cáncer colorectal en poblaciones con alto riesgo de padecerlo pero se necesitan más estudios al respecto.
Para concluir, ha quedado claro la importancia de una buena nutrición en los procesos cancerosos y de cómo ésta puede repercutir en la aparición o no de este tipo de enfermedad tan común hoy en día. Por ello, se considera necesario llevar a cabo una buena educación nutricional cuyos pilares serán una dieta equilibrada y unos hábitos de vida saludables.

Autoras: 
Noelia Elisabet Martínez Villalba
Victoria Isabel Rubio Albarracín

Bibliografía:
(1) Gao, M., & Wang, H. (2018). Frequent milk and soybean consumption are high risks for uterine leiomyoma: A prospective cohort study. Medicine97(41).
(2) Grace, E. M., Shaw, C., Lalji, A., Mohammed, K., Andreyev, H. J. N., & Whelan, K. (2018). Nutritional status, the development and persistence of malnutrition and dietary intake in oesophagogastric cancer: a longitudinal cohort study. Journal of human nutrition and dietetics31(6), 785-792.
(3) Banjari, I., & Kožić, S. (2018). Dietary intake of vitamin B12 in relation to diet and lifestyle characteristics in a population at high risk for colorectal cancer. Central European journal of public health26(4), 253-259.


Comentarios

Entradas populares